lunes, 24 de noviembre de 2008

En el camino

“…la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes…” (On the road. Jack Kerouac).

En el camino dejas muchas personas en la cuneta, simplemente porque no te caben todas en el bagaje de tu corazón; sientes la temible añoranza por aquellas que, aunque ya no están, tienes la absoluta certeza de que nunca te abandonarán. Y otras que por más que te lo preguntas no entiendes por qué siguen a tu lado. Personas que te enamoran por su transparencia, sencillez y ese punto de inconsciencia tan necesario.
Sin embargo, en el camino siempre te encuentras con algún vil mierdecilla egoísta que carece de sentimientos y de principios que se atreve a jugar con los sentimientos y los principios de otras personas para confundirlos en busca de su propio interés. Son estos mierdecillas los que te devuelven de bruces a la mísera realidad cotidiana.
En el camino siempre hay una aguja que se encarga de pincharte día a día y de marcar cuales son tus propios límites.
Te das cuenta que lo único que consigues con la verdad es condenarte a la más absoluta soledad. Lo que te hace pensar en aquello de “callar por no ofender” o en aquello de “nadie dice siempre toda la verdad”.
Descubres con tristeza que, cada vez con más frecuencia, los sueños son individuales y que ya no queda nada de aquello de un gran sueño colectivo.
En el camino comprendes que desprenderse de la realidad es lo más fácil del mundo, sin embargo, también percibes que lo realmente complicado es abandonar un sueño, aunque desde hace tiempo sabes que tarde o temprano tornará en pesadilla.
En el camino se nos va la vida y morir debe de ser, -como dice esa canción de Sabina-, algo así como dejar de andar.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ahora da lo mismo reir por todo o llorar por nada

Ahora da lo mismo reír por todo o llorar por nada,
Nada y nado en la miseria de verme caer,
Caer al vacío con el único colchón de la esperanza,
Esperanza de que todo ahí abajo, (todo ahí arriba) sea menos trivial
Trivial como los días fungibles que pasamos juntos,
¿Juntos hasta que la muerte nos separe?

Promesas que nacieron el día que incumplimos nuestros principios,
Principios de que algo “bonito” surgiría en aquella noche de pasión,
Pasión que nos faltó en el sosiego de las palabras.

Palabras: las armas más poderosas del mundo,
Mundo que nos creamos en una sola noche,
Noche que murió con el día,
Día que trajo los recuerdos,
Recuerdos llenos de sentimiento, vacíos de certidumbre,
Certidumbre de que todo fue un sueño,
Sueño que me mata cuando cierro los ojos,
Ojos de los que me enamoré con una sola mirada,
Mirada con la que me mentiste, mirada con la que me mentí.

Y ahora yo sigo obstinado,
Obstinado en vivir de recuerdos,
Recuerdos que me sobrepasan, que me vuelven loco.
Loco, ¡cuidado!, no me gusta esa palabra,
Palabra, tan poderosa que eres capaz de matar,
Matar los recuerdos es lo que quisiera,
Quisiera que muriera el olvido.

Contradicciones que ratifican que los sentimientos no razonan,
¿Razonan las palabras en una noche de pasión?
Pasión que nos hace mentir,
Mentir y decir cosas tan serias como: “te quiero”,
“Te quiero”, dos palabras con las que traicioné mis principios,
principios con los que tengo que vivir,
vivir en los puentes y dormir bajo las estrellas.

Y ahora todo sigue como al principio,
Principio al que siempre volvemos,
Volvemos a mentirnos una y otra vez,
Y otra vez me puedes mentir con palabras,
Palabras que me hieren, pero no matan,
Matan más tus miradas,
Miradas que me dicen la verdad,
Verdad que no me atrevo a coger con las manos,
Manos con las que te acaricio.
Y acaricio tus labios,
Labios que me pusieron el corazón a doscientos.


Doscientos puñales en mi pecho,
Pecho que no aguanta más dolor,
Dolor es el verte feliz sin mí.

Eso es dolor y egoísmo,
Egoísmo porque te quiero pa’mi,
Pa’mi, porque “te quiero”.

Juegos de palabras,
Palabras con las que te vuelvo a mentir,
A mentir porque “te quiero” y eso no es mentira,
No es mentira un sueño, al menos no más que la realidad,
Realidad que juega con nosotros y nos zarandea entre zarpazos,
Zarpazos los que tu das a mi corazón cuando me miras,
Me miras y bajo mi mirada,
Mirada que me dice muchas más cosas que tus palabras,
Palabras que me mienten cada vez que hablas.

Y ahora todo es como al principio,
Principio que vuelvo a traicionar por ti,
Por ti estoy dispuesto a mentirte, estoy dispuesto a mentirme,
A mentirme por no perderte de nuevo,
De nuevo jugando a ser amigos.

De nuevo jugando a que eres mi amiga,
Amiga por la que daría la vida,
Vida que sobrevive desde que tu no estas,
No estás porque te fuiste y no sé si algún día volverá la que conocí,
La que conocí, no es la de ahora,
Y ahora...
Ahora da lo mismo reír por todo o llorar por nada.

miércoles, 1 de octubre de 2008

La mala memoria

Quedaban doce horas para el fin del mundo, aunque él hacía tiempo que no tenía ningún tipo de conexión con la realidad...
Todo comenzó un día hace dos años cuando la memoria le jugó una mala pasada y olvidó el nombre de la que había sido su compañera, su confidente, su amante durante más de treinta.
Poco a poco fue olvidando y por no acordarse no recordaba ni como se llamaba, comenzó a olvidar cosas tan pueriles y livianas como el nombre de los colores, el de sus hijos...
Un día llegó a cuestionarse, ¿qué estoy haciendo yo aquí?, ¿cuál es mi función real?; si bien eso ya se lo cuestionaba antes de comenzar a olvidar, en esta ocasión no encontraba ningún tipo de respuesta, ni de argumento con el que intentar responderla...
El vocabulario se fue borrando de su memoria hasta que ésta quedó como un folio en blanco lleno de tachones y esbozos de lo que al parecer un día fue su vida...
Ahora sólo quedaban doce horas para el fin de su mundo. Ese mundo que tardó cincuenta años en construir y tan sólo dos en destruir. Allí se encontraba postrado en una cama rodeado de seres extraños que no acertaba a adivinar quienes eran. Seres extraños que no paraban de compadecerse a sí mismos. Así que cerró los ojos y cayó en un profundo sueño del que despertó doce horas más tarde empapado en sudor.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Soy irracional

Este fin de semana ha sido uno de esos para no repetir, -pero que tristemente se repetirá-: ha fallecido una de esas personas a la cual no veía hace tiempo, -por distintos motivos la vida nos aleja-, pero a la que quería por muchos recuerdos y pequeños momentos vividos.
Cuando fui a abrazar a su viuda vacilé unos segundos si mirar o no la imagen del fallecido. Decidí no hacerlo, he preferido quedarme con aquellos momentos y aquellas imágenes vividas años atrás. Esos momentos en los que almorzábamos todos los sábados. Una hora semanal en la que compartíamos bromas, viejas historias, -que casi siempre eran las mismas-, “consejos de padre”, -que nunca llegaron de otros labios-, y demás tonterías que merece la pena no olvidar.

Dado que la vida, -que estemos usted y yo aquí comunicándonos-, es poco más que una ‘carambola’, parece lógico pensar, después de todo, que lo único racional de la vida es su desenlace: la muerte.
Pero la muerte nunca es racional, al igual que usted y yo tampoco lo somos,
-afortunadamente-. Y no lo somos porque hay algo en nuestro interior del tamaño de un puño que es el causante de regar todo nuestro cuerpo de sentimientos. Los responsables de mantenernos vivos. Así que, eso de que el hombre es un animal racional no me lo creo. Por lo menos a mí nadie me ha enseñado a superar un desamor, a enfrentarme a la muerte de un familiar. No se nos enseña a estar y a desaparecer. No me parece justo. No estoy de acuerdo. Jamás lo estaré.

P. D: Si ustedes son seres racionales les compadezco.

Planes para el futuro (yII)

Y en ese lugar, donde me cambian las cervezas por historias e ilusiones conoceré a otra persona que también cambia las mentiras por cervezas y nos iremos juntos
Y nos pintaremos un cielo de colores aunque sepamos que no existe
Aunque sepamos que apenas es el celofán de la envoltura de un mundo de mierda que nos hemos inventao
Pero no nos importará porque seremos felices, porque nosotros si seremos de verdad aunque lo que nos rodea no sea nada más que un kitchs de cartón piedra
Y nos iremos a una playa desierta, en aquel lugar mágico
Y en la azotea del edificio Soledad montaremos una tienda de recuerdos
Y cambiaremos recuerdos por besos, abrazos, versos, caricias y más mentiras
Renovaremos el viejo almacén de las memorias

Y llegará un día en que estaremos tan borrachos y nos habremos mentido tanto que será el momento de decirnos la verdad
Y, pese a que la verdad no existe, pues todo es subjetivo, también coincidiremos en mentirnos una vez más
Y nos preguntaremos:
“¿y tú por qué estás conmigo?”
y coincidiremos en la respuesta:
“Por que necesitaba compañía, por que quería conocerte y porque me encantan tus historias y tus mentiras”
Y entonces sabré que ha terminado otra etapa y me marcharé de aquel lugar

Volveré de nuevo al lugar del que partí y miraré de nuevo ese cielo de colores que pinté antes de irme
Estaré unos días mirándolo pa comprobar que el sol y la luna siguen sin salir a la vez
Y no salen porque dicen que entonces el mundo se va ir al carajo
(personalmente creo que el mundo va a seguir girando igual de mal)
Pensaré que ahora da lo mismo reír por todo o llorar por nada.

Rajaré de nuevo mi pecho y me sacaré el corazón en un puño
Entonces podré ver los nuevos sentimientos que han crecido durante mi viaje
Tristemente reconoceré que los nuevos sentimientos germinaron con las semillas de los anteriores y bañados con las lágrimas de los recuerdos de la luna llena
Así descubriré que lo único que es verdad es lo que se siente, aunque intentes camuflarlo con mil cielos de colores.
Meteré el corazón de nuevo en mi pecho y lo coseré con nuevos retazos de ilusión…
Prepararé de nuevo las maletas, volveré a soñar con la luna llena
Y me iré de vacaciones de mí mismo...

lunes, 15 de septiembre de 2008

Omega


Ábrete bien de orejas y de mente cuando escuches este clásico pues parece ser una de esas obras de arte de las que se ha oído más de lo que realmente se ha escuchado.
Este verano tuve la suerte de descubrirlo al enterarme que venían a tocar a Murcia los dos juntos reinterpretando Omega una década después de su creación. Un disco de vanguardia y pureza, ¿el disco más influyente que casi nadie ha escuchado? Un reencuentro entre Morente y Lagartija Nick cantando a Federico García Lorca y a Leonard Cohen.
No os perdáis Manhattan, para mi gusto la perla de este clásico. Degustarlo poco a poco.

Planes para el futuro (I)

Rajaré mi pecho y me sacaré el corazón en un puño
Arrancaré los sentimientos de raíz, para dejar que crezcan nuevos
Meteré el corazón de nuevo en mi pecho y lo coseré con retazos de ilusión…

A partir de ahí a volar con alas de colores como las de las mariposas
Pa'pintar otro cielo de colores, pero esta vez le voy a poner precio, -pa'no venderlo tan barato-
Y me quedaré mirándolo durante unos días pa'ver si sale el sol y la luna a la vez
Y mientras espero buscaré mucho más allá de lo que exige el tiempo
Dormiré en cualquier lugar con quien me deje hacerlo
Besaré las bocas de las 16 lunas de Saturno, intentando demostrar que sólo existe una
Y en mi delirio arrastraré todas las cosas buenas nada más que para empezar de nuevo

Y pa'empezar de nuevo, pa'volar otra vez, solo hacen falta cuarenta duros de alegría
Pero no, porque esa alegría ya me miente más que tu mirada
Y ya no quiero más miradas; ya no quiero más mentiras

Así que, cogeré lo poco que me quede y me marcharé a buscar a ver donde coño están las cervezas más baratas
Será un trabajo duro, arduo y seguro que el lugar no lo encontraré fácilmente
Desesperaré de nuevo y estaré apunto de arrojar la toalla
Pero un día, cuando menos lo espere, alguien al otro lado de la barra dirá:
“Cambio, cambio cervezas por sueños, mentiras, historias e ilusiones” .
Sin duda aquel será el lugar que yo estoy buscando
Entonces me emborracharé de nuevo de libertad y brindaré porque se muera el olvido
Lloraré cuando llegué la madrugada porque la luna se tiene que marchar
Esperaré de nuevo a que llegue la noche pa'poder volverte a ver
Y todas las noches de luna llena recordaré lo que pudo ser
Soñaré que nunca te fuiste y que ha llegado el día pa'estar juntos
Despertaré y me enfadaré porque los sueños son mentira
Porque tu ya no estás, porque tu nunca vas a estar.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Se trata...

Se trata de morirse de asco cuando te den la palmadita en la espalda.
Se trata de reír, llorar, gritar, soñar, bailar… sin miedo al que dirán.
Se trata de no olvidar lo que nunca has hecho.
Se trata de llenar el vientre de los fusiles con palabras sugestivas y digestivas.
Se trata de mearse un poco en las aceras.
Se trata de que el bagaje de tu corazón no se convierta en un lastre.
Se trata de ponerse a doscientos con zumo de melocotón y Eddie Van Halen en vena.
Se trata de no olvidar nada y recordar sólo lo justo.
Se trata de vengarse del olvido con buenos y abundantes recuerdos.
En definitiva, se trata de vivir sobre los puentes y dormir bajo las estrellas.
Por Gerardo C. Saura

El "Zahir" de la A a la Z

“Mi primera frontera se llamaba Joaquín” (Joaquín Sabina) [Me pido primen.(Alivio de luto)].

Creía que con la neblina de los días había desaparecido, pero ahora me doy cuenta de que el Zahir es mucho más que un hombre obsesionado con algo. Uno de los millones de pensamientos que quedan para siempre en un instante y que nadie sabe dónde irán, o los ojos de una mujer clavados en tu retina y en tu cerebro cuando cierras tus propios ojos. El Zahir es mucho más, es la fijación con todo lo que ha ido pasando de generación en generación, -que no por nuestra propia vida-, y que no deja ninguna pregunta sin respuesta, porque en su arrogancia ocupa todo el espacio y no nos permite jamás considerar la posibilidad de que las cosas cambian.
El Zahir todopoderoso es la mayor frontera a la que nos podemos enfrentar, la primera y la más poderosa. El Zahir todopoderoso parece nacer en cada ser humano, ganar su fuerza total durante la infancia e imponer sus reglas, que a partir de entonces serán siempre respetadas:

A) La gente diferente es peligrosa, pertenece a otra tribu, quiere nuestras tierras y a nuestras mujeres.
B) Tenemos que casarnos, tener hijos, reproducir la especie. Tener un amor planchado y dominguero. Tener dos niños, a ser posible un niño y una niña, que se parezcan a sus padres, -para variar-.
C) El amor es pequeño, sólo da para una persona y, cuidado: cualquier intento de decir que el corazón es mayor que eso se considera maldito.
D) Cuando nos casamos, estamos autorizados a tomar posesión del cuerpo y del alma del otro.
E) Tenemos que trabajar en algo que detestamos porque formamos parte de una sociedad organizada, y si todos hicieran lo que les gusta, el mundo no avanzaría hacia delante.
F) Hay que comprar joyas; nos identifican y nos dan valor sobre otras tribus.
G) Debemos ser simpáticos y tratar con ironía a la gente que expresa sus sentimientos; es un peligro para la tribu dejar que uno de sus miembros muestre lo que siente.
H) Es preciso evitar al máximo decir “no”, porque gustamos más cuando decimos “sí”, y eso nos permite sobrevivir en un terreno hostil.
I) Lo que los demás piensan es más importante que lo que sentimos.
J)
Jamás des escándalos, puedes llamar la atención de una tribu enemiga.
K) Si te comportas de modo diferente, serás expulsado de la tribu porque puedes contagiar a los demás y desintegrar lo que ha sido tan difícil de organizar.
L) Es de vital importancia vivir en ciento veinte metros cuadrados, -por ejemplo-, siempre los mismos, y con la misma gente; así como si el mundo se ciñera a ese espacio.
M) Debemos tener siempre presente como permanecer dentro de nuestras chozas, y si no sabemos, llamamos a un decorador, que hará lo mejor para demostrarles a los demás que tenemos buen gusto.
N) Hay que comer tres veces al día, incluso sin hambre; debemos ayunar cuando nos salimos de los cánones de belleza, aunque estemos hambrientos.
O) Debemos vestirnos como manda la moda, hacer el amor con o sin ganas, matar en nombre de las fronteras, desear que el tiempo pase de prisa y que llegue la jubilación, elegir a los políticos, quejarnos del coste de la vida, cambiar de peinado, maldecir a los que son diferentes, ir a un culto religioso los domingos, o los sábados, o los viernes, dependiendo de la religión, y allí pedir perdón por nuestros pecados, llenarnos de orgullo porque conocemos la verdad y despreciar a otra tribu que adora a un dios falso.
P) Nuestros hijos deben seguir nuestros pasos; después de todo, somos mayores y conocemos el mundo.
Q) Tener siempre un título universitario, aunque no vayamos a conseguir nunca un trabajo en aquello que nos obligaron a escoger como profesión.
R) Estudiar cosas que jamás usaremos, pero que alguien dijo que era importante conocer: álgebra, trigonometría o el código Hammurabi.
S) Jamás disgustar a nuestros padres, incluso aunque eso signifique renunciar a aquello que nos hace felices.
T) Escuchar música a volumen bajo, hablar bajo y llorar a escondidas.
U) No opinar en contra de la mayoría porque entonces te mirarán raro y todos sabemos que lo diferente incomoda, precisamente por la ignorancia que ocasiona.
V)
Cuestión importante es que siempre haya alguien que elija nuestro champú, ya que es fundamental que nos brille el pelo y quién mejor que el que está a nuestro lado para que nos mire el brillo.
W) Cuando no sepamos que hacer con lo que pasa a nuestro alrededor lo mejor es permanecer inmóviles, esperando a que la vida estalle.
X) Fundamentalmente todas nuestras fronteras se concentran en tres puntos: la primera, siempre es tarde para empezar de nuevo y pronto para todo.
Y) La segunda, para la mayoría de los mortales el dinero solo es un medio, -al menos eso es lo que dicen-, y sus fines son sus sueños. Por lo tanto, según este razonamiento, llegamos a la conclusión de que para soñar necesitamos dinero.
Z) Por último, hay que tener siempre en cuenta que la vida es como una “peli” de cine americano, donde los buenos son muy guapos y los malos son muy malos.

Según esto debemos escribir el guión de esta película que llamamos vida y que se ciñe a estas bases enquistadas en el paso de las generaciones. Que el guión cambie, que las fronteras se rompan, sólo depende de nosotros. Sin embargo, parece demasiado complicado romper todas estas barreras ya que la comodidad, la rutina y, sobre todo, la pereza nos impiden avanzar un poquito más allá de la frontera que no nos atrevemos a sobrepasar quizá por miedo a que nos guste lo que hay más allá de ella.

Por Gerardo C. Saura