lunes, 22 de junio de 2009

Entrevista a Escrutinio González, portavoz del CCACRM


En estos tiempos de ‘crisis’ tan favorables para la corrupción y la ‘apropiación indebida’ hemos querido acercarnos a un colectivo que parece no ser comprendido por la sociedad. “En realidad, somos un grupo de personas envidiadas en la sociedad, sobre todo aquí en Murcia. Sin embargo, nunca nadie lo reconocerá…”, -señala Escrutinio González, portavoz del ‘Colectivo de Concejales y Alcaldes Corruptos de la Región de Murcia’, [CCACRM]- “… en realidad tampoco nos importa mucho no tener excesiva popularidad… ‘Dame pan y dime tonto…,” –matiza Don Escrutinio, antes de romper a reír-.

Entrelíneas: Perdóneme pero, no estoy de acuerdo con usted, he visto gente que les vitorea, les aplaude y les anima cuando pasan por enfrente de ellos esposados y agarrados por la Guardia Civil camino del cuartelillo…
Escrutinio González: Claro que sí pero, por qué pasa eso… Porque nos corrompemos, pero bien. Me explico: nosotros sabemos que estamos haciendo ‘trapicheos’ fuera de la ley. Y para hacerlos bien sólo hace falta una cosa muy sencilla: mentalizarse de que lo que estás haciendo lo haces con todo el derecho del mundo. Por ejemplo: “un concejal de Urbanismo de un pueblo ‘equis’ que lleva a cabo una permuta de terrenos en la que se comete una estafa millonaria”. Ese concejal tiene que estar mentalizado de que lo que está haciendo lo está haciendo bien y pensando en el futuro, -sobre todo en el suyo-, [rompe a reír de nuevo Don Escrutinio]. De esta manera, mentalizándonos de que lo que hacemos está bien, conseguimos engañar al ciudadano, simplemente porque nos creemos nuestras propias mentiras.

ENT: ¿Nunca se ha dado de baja nadie del [CCACRM] por remordimientos de conciencia?
E. G: Amigo mío, tenga usted clara una cosa, cuando un político entra en el CCACRM ya no le queda conciencia.

ENT: Eso no es muy esperanzador…
E. G: Bueno, no se puede pedir todo… ¿Qué quieres conciencia o el bolsillo lleno…?, [rompe a reír de nuevo Don Escrutinio].

ENT: ¿Es fácil corromper a un político?
E. G: Más de lo que usted se imagina. Además, el grado de corrupción aumenta cuando aumenta el tamaño del sillón y cargo que éste ocupa. Es decir, los alcaldes siempre son los más corrompibles.

ENT: ¿Cómo se puede corromper a un político?
E. G: Mire usted, de muchas maneras, pero siempre teniendo en cuenta algo fundamental, el dinero. Ha habido casos de corrupción de tercer grado, es decir, políticos que por llegar al poder han hecho honor a la célebre frase de Groucho Marx, “estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros” y “donde dije digo, digo Diego” y cosas así, pero estos casos son muy difíciles de probar y de detectar porque técnicamente éste es el procedimiento de todo político actual por naturaleza. Donde ya se empieza a ver un cierto grado de corrupción es, por ejemplo, en casos de concejales de Urbanismo cuando se trata de permutas o recalificaciones. En estos casos, y dependiendo del calibre de la operación, siempre hablamos de una cantidad de dinero más o menos sustancial.

ENT: Para acabar, ¿entonces dice usted que ningún problema de conciencia?
E. G: Mire usted, le repito que ya no nos queda. Además, seamos claros, ‘en todos sitios cuecen habas’ y no hay tanto alboroto. Me gustaría a mí que se pudiera juzgar también tan alegremente a jueces y militares, que no iba a quedar entonces títere con cabeza. Ahora somos nosotros los que estamos de moda pero, tiempo al tiempo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Miedo

“Espera lo mejor y prepárate para lo peor” (Pessoa)

Miedo a que no sea suficiente; a tener bastante.
Miedo a estar sólo; a sentirme acompañado.
Miedo a la locura de la razón; al laberinto del corazón.
Miedo a descubrir lo que sé; a saber lo que ignoro; a creer que ya lo sé.
Miedo a la “nube negra”; a los días de colores.
Miedo a contar, sólo, las penas y alegrías; a que con tus manos no sea suficiente; a que me sobren los días.
Miedo al qué diré cuando llegue el qué dirán.
Miedo a ‘estar’ sin saber ‘ser’.
Miedo a la indiferencia; a hacer montones con soles y estrellas.
Miedo, miedo, miedo… para poder sentir que sigo vivo; para no pensar que ya he muerto.

¡MIEDO A NO PODER DORMIR; A DESPERTAR DE ESTE SUEÑO; A DESCUBRIR LA REALIDAD!

lunes, 9 de marzo de 2009

Si bebes, no hables

Me ha pasado varias veces ya. Lo de cambiar cervezas por historias. La verdad sea dicha siempre he acabado borracho, hablando más de la cuenta y con unas cuantas historias que no me pertenecen. Después de tanta borrachera he tomado varias decisiones: la primera y más importante abstenerme en todos los sentidos, -me estoy quitando-; la segunda no contar más historias por que al fin y al cabo las historias son algo muy personal y como nunca he sabido contarlas bien; y como nunca se interpreta lo que uno quiere, casi nunca suelen tener un final feliz, -aunque en realidad las mías rara vez lo tienen-. Y la tercera no quedarme nunca más con ninguna historia que no me pertenezca, vamos, salir corriendo cuando aún esté a tiempo.
Sería patético si no fuera tan triste. Cuando tienes cierta capacidad para juntar “cuatro palabras”, que suenen bien, la gente se acerca a ti pensando que te conoce un poco. Sin embargo, cuando les dices: “¿Quieres conocerme de verdad? Pues hazme un hueco en el resto de tu vida para poder explicarte lo que soy”, entonces, la gente se acongoja, -suena menos grosero que acojona-, y sale por pies. Se acabaron sus ganas por conocerte. Se acabaron las cervezas y las historias. Somos así, no hay paciencia para tanta historia ni riñón que lo aguante. Así que ya saben si beben no hablen. Y si lo hacen allá cada cual con su resaca.
Besos y abrazos sinceros que unen más que las palabras y te producen menos dolores de cabeza.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Stanby


Ruido, movimiento, estrés, desenfreno, enfado. El mundo va demasiado deprisa como para asimilar todo lo que nos rodea. Me abstraigo en una de las múltiples calles de la ciudad. Intento observar todo lo que me rodea para comprender mejor lo que ocurre a mi alrededor. Me abrigo con la soledad, de la que abuso cuando me siento mal o simplemente cuando necesito reflexionar. De ella dicen que es un estado que se elige. Elegido o no el problema viene cuando no se puede salir de ahí. Entras en él buscando inspiración, reflexión o sosiego y cuando te vienes a dar cuenta la soledad forma parte de tu vida y no sabes como sacarla. Muchos artistas se han encontrado con este problema a lo largo de su existencia. Unos han podido salir; otros ni siquiera lo han intentado al encontrarse tan cómodos en este estado, “Estaba tan terriblemente sola que me difuminé” (María Dolores Andreo).
La necesidad de echar al exterior todo aquello que no interesa en nuestro interior, todo aquello que nos absorbe demasiado tiempo, todo aquello que nos aplasta, hace que desconectemos. La necesidad de vaciar nuestros bolsillos, que hemos ido llenando con los años, hace que de vez en cuando todo nos importe muy poco. Al fin y al cabo no somos más que meros vehículos de sentimientos que van y vienen a través de nuestro corazón. Y la mente no es más que un colador que filtra nuestros pensamientos.
Si pudiera explicar con una imagen lo que es para mí la soledad sin duda alguna elegiría está fotografía disparada por Antonio Morales en las calles de Glasgow. La soledad es un estado de abstracción en el que todo se detiene en tu interior o en el que todo a tu alrededor fluye mucho más deprisa de lo que lo hace normalmente. En esta nueva dimensión todo se mira con una nueva perspectiva y quizá por ello este sea el mejor estado para reflexionar, pensar, descansar y cómo no, crear.
Quedarse quieto en un espacio desconocido, buscando estar sólo, abstraído de todo lo que te rodea, para intentar comprender la idiosincrasia del lugar no es algo fácil de comprender para los demás y mucho menos de explicar; sin embargo, esta fotografía refleja este sentimiento que me embargó.
En fin, estaba tan solo en aquel lugar y en aquel momento que todo lo que me rodeaba acabó por difuminarse.