miércoles, 4 de marzo de 2009

Stanby


Ruido, movimiento, estrés, desenfreno, enfado. El mundo va demasiado deprisa como para asimilar todo lo que nos rodea. Me abstraigo en una de las múltiples calles de la ciudad. Intento observar todo lo que me rodea para comprender mejor lo que ocurre a mi alrededor. Me abrigo con la soledad, de la que abuso cuando me siento mal o simplemente cuando necesito reflexionar. De ella dicen que es un estado que se elige. Elegido o no el problema viene cuando no se puede salir de ahí. Entras en él buscando inspiración, reflexión o sosiego y cuando te vienes a dar cuenta la soledad forma parte de tu vida y no sabes como sacarla. Muchos artistas se han encontrado con este problema a lo largo de su existencia. Unos han podido salir; otros ni siquiera lo han intentado al encontrarse tan cómodos en este estado, “Estaba tan terriblemente sola que me difuminé” (María Dolores Andreo).
La necesidad de echar al exterior todo aquello que no interesa en nuestro interior, todo aquello que nos absorbe demasiado tiempo, todo aquello que nos aplasta, hace que desconectemos. La necesidad de vaciar nuestros bolsillos, que hemos ido llenando con los años, hace que de vez en cuando todo nos importe muy poco. Al fin y al cabo no somos más que meros vehículos de sentimientos que van y vienen a través de nuestro corazón. Y la mente no es más que un colador que filtra nuestros pensamientos.
Si pudiera explicar con una imagen lo que es para mí la soledad sin duda alguna elegiría está fotografía disparada por Antonio Morales en las calles de Glasgow. La soledad es un estado de abstracción en el que todo se detiene en tu interior o en el que todo a tu alrededor fluye mucho más deprisa de lo que lo hace normalmente. En esta nueva dimensión todo se mira con una nueva perspectiva y quizá por ello este sea el mejor estado para reflexionar, pensar, descansar y cómo no, crear.
Quedarse quieto en un espacio desconocido, buscando estar sólo, abstraído de todo lo que te rodea, para intentar comprender la idiosincrasia del lugar no es algo fácil de comprender para los demás y mucho menos de explicar; sin embargo, esta fotografía refleja este sentimiento que me embargó.
En fin, estaba tan solo en aquel lugar y en aquel momento que todo lo que me rodeaba acabó por difuminarse.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo siempre hago mía la frase esa de que la soledad es mi palacio, y la saboreo despacio. Ahora tras leerte me apunto tambien la de a mente no es más que un colador que filtra nuestros pensamientos


Un saludo, Paz